Cómo tratar los parásitos en nuestra Tortuga

Los parásitos son uno de los principales problemas de salud que afectan a las Tortugas, tanto a las de tierra como a las de agua.

Existe una amplia variedad de parásitos, tantos internos (cestodes, trematodes, nematodes, protozoarios…) como externos (ácaros y garrapatas). Además, si posemos varias tortugas, resulta muy sencillo que se contagien entre ellas.

Dicho contagio puede producirse en el momento en el que una de las Tortugas elimine quistes infectados al defecar, por lo que la observación de las mascotas y la higiene resultan básicas para evitar la enfermedad y su propagación.

Debemos saber también que los parásitos invaden casi cualquier parte del cuerpo de las Tortugas, pudiendo aparecer tanto en la boca y la piel como en los órganos internos, siendo el riñón o el hígado dos de los órganos que pueden verse especialmente afectados.

Parásitos internos

Dada la enorme variedad de parásitos internos que pueden atacar a las Tortugas, no existe un producto universal que sirva para combatir a todos los tipos, sin embargo, la mejor opción suele ser el uso de un antiparásito contra protozoarios más un antiparásito que actúe contra cestodes o contra nematodes.

La combinación de ambos productos no garantizará al 100% la salud de la Tortuga, aunque sí la ayudará a estar libre de parásitos internos.

Parásitos externos

Para averiguar si nuestra Tortuga está siendo atacada por parásitos externos, debemos examinarle el cuello, la cabeza y el caparazón para detectar la presencia de garrapatas, ácaros o pulgas.

En este caso, los insecticidas con fosforatos son el mejor producto para eliminar este tipo de parásito. Sin embargo, nunca deberemos ser nosotros quien aplique este tipo de insecticida, sino el veterinario, ya que su ingestión accidental puede resultar muy peligrosa.

Por último, es necesario recordar que si en nuestra casa habitan más mascotas que podrían contagiar parásitos a nuestra Tortuga, el proceso de desparasitación deberá repetirse cada 3 ó 4 meses, y si no las hubiera, con acudir una vez al año al veterinario sería suficiente.