Confesiones de Juan Ignacio Martínez: El líder que no quería molestar

La historia de Juan Ignacio Martínez, técnico de un Levante no tan sorprendente líder BBVA, es una historia de sacrifico, extrema humildad y dedicación no reconocida de la cara menos mediática del fútbol. Gracias a su trabajo, el Levante “de los desterrados” está firmando números de equipo Champions.

Ignacio Martínez es un agente comercial de seguros de profesión pero técnico de fútbol por vocación, y con una singularidad no reconocida, ya que ha sido entrenador en todas las categorías habidas y por haber en el fútbol español, desde benjamines hasta Primera División, y tanto en hombres como en mujeres.

No pasará a la historia como un revolucionario del fútbol, como Cruyff o Sacchi, pero nadie le podrá negar esa trayectoria que, en estos momentos y aunque sea de forma pasajera, le ha proporcionado el liderazgo de la Liga BBVA.

El mensaje de Juan Ignacio como entrenador se resume en dos palabras: “No molestar“.

Curiosamente, en la Premier League (la liga para muchos más igualada del continente, el líder es el Manchester City (el equipo más rico) y en la Liga española (Bipolar para algunos y mierda para otros), la encabeza el Levante (el equipo con menos recursos de la competición).

Tras este breve inciso, quería comentar la entrevista realizada al técnico del Levante en “La Liga a debate“, programa dirigido por los compañeros de Canal+, y en la que pudimos contemplar el ideario, la personalidad, los métodos de trabajo y su filosofía en la vida.

Un documento que revela las claves, de porqué el Levante ya no es una casualidad, sino una realidad que se extenderá en el tiempo, lo que sus jugadores sean capaces de creer y aguantar.

Veamos cuáles fueron las confesiones que realizó Juan Ignacio Martínez sobre su vida y su trayectoria, a los compañeros de Canal+, y como sus palabras nos pueden ayudar a entender la auténtica realidad que se vive en el vestuario del Ciutat de Valencia.

2ª Parte del Especial

En la primera parte del especial, conocíamos cual había sido la trayectoria de Ignacio Martínez hasta éste su estreno en Primera División. Veamos ahora, aspectos más íntimos sobre su personalidad, filosofía de juego y como la humildad marca el destino de sus actos.

Tras la entrevista realizada a los compañeros de “La Liga a debate” (Canal+), obtenemos una conclusión: sus virtudes como gestor de un grupo (más importante casi que las bondades como entrenador táctico-técnico) se centran en facilitar la vida de dicho grupo,

Permitir que sus jugadores expandan y liberen lo mejor de sí mismos, tanto a nivel futbolístico como personal, más que un jefe, Juan Ignacio se visiona a sí mismo como un empleado de sus jugadores“Lo primero que hice nada más entrar en el vestuario del Levante fue aclararles que yo venía a aprender, a ponerme a su servicio, a no molestar“,

El técnico granota siente que su plantilla ya ha vivido “mucha mili” y que posee la madurez suficiente como para no “agobiarles” con interminables charlas tácticas sobre el equipo contrario.

Por esta razón, él mismo realiza montajes de imágenes y vídeos muy específicos de enfrentamientos anteriores, acompañándolos con “bloopers” (pequeños vídeos humorísticos). Según él, afirma conseguir con ello que sus hombres mantengan la concentración, una forma de entender este deporte.

Juan Ignacio Martínez es un hombre de la calle, normal y corriente, sin excentricidades ni vanidades extremas, no conoce a Guardiola y apenas saludó brevemente a Mourinho, sólo quiere hacer bien su trabajo, como cuando entrenaba alevines en campos de tierra.

De todos los partidos que ha vivido en su extensa carrera, del que más orgulloso se siente y del que siempre se acuerda, es de un partido en el que dirigía a los alevines del Torrevieja. En ese momento, recuerda a Manolito: “Manolito era un fenómeno. Fíjate qué zurda y cómo se asociaban todos, realmente esto era fútbol de élite“.

Veamos a continuación, la historia de aquel equipo de alevines del Torrevieja, y cómo lo sucedido en aquel grupo de chavales, ha marcado la vida y la trayectoria de este excepcional entrenador.

3ª Parte del Especial

Tanto en la primera parte como en la segunda entrega de este especial sobre Ignacio Martínez, veíamos las virtudes que habían caracterizado la trayectoria de este técnico. Ahora contemos la historia de cuando entrenó al equipo alevín del Torrevieja, del cual y a día de hoy, sigue siendo el equipo del que está más orgulloso está.

Aquel equipo arrasaba a los contrarios. Es el Torrevieja de Juan Ignacio Martínez, con el zurdito Manolito como estrella del proyecto.

Juego al primer toque, asociaciones por dentro y paredes constantes (la excelencia que dirían algunos).

Pero como casi siempre, los padres descuartizaron aquél equipo, quisieron que Manolito y sus compañeros fuesen estrellas mundiales del fútbol y los mandaron a equipos de más relumbrón.

Ficharon por mejores clubes, con más repercusión, más medios y que podían proyectarlos al estrellato, pero no tuvieron a un maestro como Juan Ignacio Martínez, que siguiera enseñándoles los sencillos pero a la vez complejos secretos de este deporte.

Manolito juega hoy en Tercera División sin ficha profesional y el resto de sus compañeros, abandonaron la práctica del fútbol. Para él, aquel Torrevieja alevín continúa siendo su paradigma futbolístico.

Ahora pretende trasladar aquel Torrevieja alevín al Levante para que juegue igual, organización defensiva impoluta, pasillos siempre cerrados y ningún defensa abandonando su posición, buscando robar un balón en inferioridad.

Tras consolidar la seguridad atrás, control y pase de primeras en el centro y rapidez arriba. En tan sólo tres meses se ha ganado a sus hombres, espartanos de mil y una batallas, llegados a Valencia en tropel, desahuciados por otros clubes, pero que todos juntos se sienten invencibles.

Nunca antes el grupo estuvo tan por encima del individuo, las emociones colectivas como motor y conductor del éxito. Juan Ignacio sigue manteniendo la misma humildad e ilusión que cuando entrenaba a aquellos talentosos chavales de Torrevieja, sin desviarse de su idea primigenia: “Yo vengo para aprender, no a molestar“.