Aprende a detectar si tu hijo padece cyberbullying

El ciberbullying o ciberacoso, a diferencia del acoso escolar, tiene lugar de forma online, es decir, los insultos, las amenazas o los cotilleos a un adolescente se llevan a cabo a través de correo electrónico, sms, chat y, especialmente, redes sociales.

En la mayoría de las ocasiones, la víctima decide no contar a sus padres o profesores lo que le está sucediendo, por esta razón es fundamental aprender a identificar cómo puede manifestarse este acoso, mediante el modo en el que se comporta el adolescente.

Así pues, existen algunas señales que pueden hacernos sospechar que nuestro hijo está siendo víctima de ciberacoso o ciberbullying. Veamos cuáles son:

Cambios en su conducta habitual

El adolescente puede modificar sus rutinas y costumbres, como por ejemplo, no querer acudir a las actividades extraescolares que antes le resultaban divertidas, pone excusas para no asistir a clase, su rendimiento escolar y sus notas empeoran, le cuesta mantener la atención y la concentración y, por supuesto, no desea conectarse a Internet.

Cambios en su estado de ánimo

Aunque es normal que el adolescente sufra cambios de humor a lo largo del día y sienta tristeza o indiferencia ante cosas que antes sí le motivaban, reaccionar de forma agresiva, tensa o enfadado sin motivo alguno, puede ser un claro síntoma de que está siendo acosado.

Cambios en sus amistades

Dejar de ir con sus compañeros de siempre, prefiriendo estar sólo en vez de con los amigos, reaccionando, además, de forma excesiva ante cualquier broma, así como no querer salir de casa y volverse muy hermético ante los demás, son claros síntomas de acoso.

Cambios emocionales

En este caso, al verse afectadas sus emociones, su forma de expresarlas a través del lenguaje corporal también se verá afectada, es decir, al hablar con otras personas se encogerá de hombros, bajará la cabeza e intentará evitar el contacto directo con esa persona.

Deterioro de sus pertenencias

Por último, el síntoma más evidente es más físico que psicológico, ya que el adolescente perderá con frecuencia sus cosas, o bien, llegará a casa con ellas deterioradas.