Causas y tratamiento de la enfermedad Boca-Mano-Pie

La enfermedad Boca-Mano-Pie es una enfermedad altamente contagiosa que afecta, principalmente, a niños menores de 5 años. Esta enfermedad tiene origen vírico, y por norma general suele evolucionar de manera benigna, sin requerir de un tratamiento específico.

Dado que es una enfermedad muy contagiosa y que suele aparecer en niños con edades comprendidas en la etapa preescolar, ésta puede convertirse en una auténtica epidemia, por lo que será fundamental conocer los síntomas que la enfermedad Boca-Mano-Pie, suele manifestar.

Principales síntomas de la enfermedad Boca-Mano-Pie

El síntoma más característico de esta enfermedad es la aparición de vesículas en la boca, en las palmas de las manos y en las plantas de los pies, y suele cursar con fiebre. Estas vesículas, presentan una forma ovalada con un tamaño de 2 a 3 mm y son bastante parecidas a las que aparecen con la varicela.

Este síntoma puede variar de un paciente a otro, ya que se han dado casos en los que un niño presenta vesículas sólo en una zona de su cuerpo, existiendo otros, en los que se localizaban en dos partes de su cuerpo. También se han visto casos en los que las nalgas y las extremidades de los niños se han visto afectadas, además de las ya mencionadas anteriormente, pudiendo confundirse con otra enfermedad parecida. Este hecho puede deberse al propio sistema inmunológico del niño o a la virulencia con la que la enfermedad Boca-Mano-Pie se presente.

Tratamiento de la enfermedad Boca-Mano-Pie

Tal y como se ha dicho al principio, no existe un tratamiento específico para esta enfermedad, lo único que se puede hacer por el enfermo es intentar aliviar los síntomas. A este respecto, es muy importante que la persona que cuide del afectado, siga un protocolo cuando entre en contacto con ella, ya que esta enfermedad se propaga por contacto directo con las secreciones de la nariz y garganta, la saliva, el líquido que supuran las ampollas y las heces.

El periodo de recuperación total puede alargarse entre 5 y 7 días, consiguiendo que la fiebre y el malestar general del enfermo desaparezcan a los 3 ó 4 días. Sin embargo, para la completa eliminación de las vesículas habrá que esperar una semana, llegando en algunos casos a alargarse hasta los 10 días.