Chronoexprés Internacional y el misterio de los frascos perdidos

¿Hablamos del nuevo programa de Iker Jiménez? No, por favor… la gente ya tiene suficiente con vivir en España. Hablamos de Chronoexprés Internacional, la autocoronada empresa líder en envío y transporte urgente, que de transporte tiene poco y de urgente… ahí, ahí… según la especie de invertebrado que seas te parecerá más urgente o menos.

Ahora en serio, ¿Qué está pasando en Chronoexprés Internacional? ¿Cómo es posible que una importante empresa de logística, sea incapaz de enviar un paquete con 10 frascos de conservas hasta París, sin que se destruya en el camino o desaparezca como la sonrisa de un niño cuando se da cuenta de que no existen las granjas de perros y Toby no volverá nunca a casa?

Bien, para aquellos que sean hijos de la LOGSE como yo, puede que todo esto resulte confuso… ¿Qué dice este tío de Chronoexprés? ¿Qué pasa con los frascos de conservas…no llegaron a la granja de perros y por eso el niño llora? No!!! Prestad atención, os explicaré que es lo que sucedió (cartelito de historia basada en hechos reales, que siempre le da un toque cutre-profesional que me encanta).

Todo sucedió hace ya 2 meses, una empresa de servicios gourmet (sí, de comida) tenía que enviar 10 frascos de conservas a un cliente en París (la ciudad, no el tío de Troya), entonces deciden ponerse en contacto con Chronoexprés Internacional para que lo gestionaran.

Primer envío, jamás llega a su destino, Chronoexprés Internacional se pone en contacto con la empresa y le comunican que el pedido “se ha roto”, estas cosas siempre pasan solas, nunca nadie hace nada, maldita hada maligna de los malos rollos, trae la crisis a España, le rompe el pedido a Chronoexprés…

Ah, se me olvidaba una cosita de nada, Chronoexprés tardó sólo 10 días en comunicar y gestionar la incidencia del envío fallido… bueno, tranquilos, aquellos exagerados que con la impresión estén ya clínicamente muertos o sean un verdoso vegetal, les diría que sigan prestando atención, todavía hay más.

Bien, pues como íbamos diciendo, esto ha sido un accidente, venga que no pasa nada, nos venimos arriba y lo enviamos otra vez, seguro que ahora tendrán más cuidado, un segundo “accidente” las daría mala publicidad, deben mantener su autodenominada reputación.

Segundo envío, nuestros amigos de la comida envían un segundo lote, pasan los días y todo parece haber ido bien, sin embargo, al décimo día suena el teléfono… ¿Quién será? Se preguntan ingenuamente en la empresa de servicios gourmet, ¡exacto!, nuestros más mejores amigos de Chronoexprés Internacional con las últimas novedades, ¡exacto!, el paquete “se ha vuelto a romper” (esa puta hada…).

Bueno, pues ya con el miedo de que el cliente se eche para atrás y decida cancelar el pedido de las conservas, ante la imposibilidad de que puedan recibirlo antes de que el sol implosione en una supernova y desintegre el planeta, nuestros amigos de las conservas deciden intentarlo una vez más y gestionar el envío con Chronoexprés Internacional (por lo de la gilipollez esa de “a la tercera va la vencida”).

Tercer envío, pasan los días, ahora sí que parece que todo ha ido bien, pero llega la mañana del fatídico décimo día, todos en la oficina están a punto del colapso debido a la tensión, permanecen paralizados observando el aparato antiguamente conocido como teléfono fijo y susurran entre ellos: ¿Sonará el teléfono? ¿Habrá llegado por fin el paquete? ¿Por qué las actualizaciones del Whatsapp ocupan cada vez más si luego no cambian nada?… y por fin, las dudas se disipan, el teléfono suena, lo descuelgan y sí… (silencio post-apocalíptico) son ellos, nuestros linces de la logística, Chronoexprés Internacional, informando de las últimas novedades.

“Han vuelto a joder los frascos”, pensará el ávido lector, pero no, esta vez tuvieron cuidado de que el pedido no sufriese daños, sellaron el envoltorio con una doble capa de super papel de burbujas, reforzaron la capa exterior metiendo la caja en otra caja, que a su vez iba en el interior de otra caja más grande, de modo que ni el impacto directo de un Boeing 447 repleto de terroristas armados con bidones de gasolina podrían destruir los frascos… ¡error!, ya que por algo Chronoexprés está a la vanguardia del sector logístico internacional, y sólo ellos podían conseguirlo, ¡¡¡el paquete se había extraviado!!! Sí, querido lector, lo habían hecho, sé que usted no confiaba en que fueran capaces, pero yo sí, cuando fui consciente de ello, fue complicado detener las cataratas de emoción que inundaban mi rostro.

Descubierto el misterio y como diría nuestro registrador de la propiedad favorito: “Joder, qué tropa”. Pues eso.