Cómo adiestrar Periquitos

Obtener el éxito en el adiestramiento de los Periquitos siempre dependerá de dos factores fundamentales:

– Las características del pájaro.

– Nuestra habilidad para enseñarle.

No obstante, existen otros muchos factores importantes que debemos también tener en cuenta, si deseamos adiestrar a nuestro pájaro.

Aspectos a tener en cuenta para adiestrar Periquitos

En principio, y debido a la propia naturaleza del Periquito, pensará que estamos intentando hacerle daño, por lo que reaccionará mostrando miedo.

Para llevar a cabo el adiestramiento, resulta conveniente que coloquemos su jaula en un lugar frecuentado de la casa, para que así se vaya habituando a nosotros y no recele de nuestra compañía. En este sentido, debemos intentar no asustarle, evitando los movimientos bruscos y hablándole de forma suave y tranquila.

Al principio no deberemos intentar meter la mano en la jaula, ya que es posible que se asuste y se muestre agresivo. Sin embargo, para empezar a conseguir que se suba a nuestra mano, lo mejor es ir ofreciéndole golosinas, las cuales, servirán para que interprete que nuestra presencia le proporciona beneficios, y de forma progresiva, acabe perdiendo el miedo hacia nosotros.

Para incrementar el vínculo de confianza, podremos optar por acariciarle el vientre al mismo tiempo que le ofrecemos la golosina.

Como es lógico, el proceso de adiestramiento de un Periquito requiere de bastante paciencia, sin embargo, una vez el ave esté amansado y coma de nuestra mano con total tranquilidad, podremos comenzar el verdadero proceso de aprendizaje.

Lo primero que debemos enseñarle es a salir y entrar de la jaula según le indiquemos, para lo cual, recurriremos a las golosinas de nuevo, poniéndoselas tanto en la puerta de la jaula para que salga, como para que entre.

En este caso, es probable que la primera vez que le abramos la jaula salga volando por la habitación, por lo que deberemos asegurarnos de tener puertas y ventanas cerradas, y sobre todo, no intentar atraparlo, ya que únicamente conseguiríamos estresarlo.

Una vez se encuentre calmado, iremos enseñándole a que responda a nuestra voz a las diferentes instrucciones, teniendo paciencia, y recompensándole cada vez que actúe como nosotros deseamos.