Cómo cultivar Fresones en el jardín

Los Fresones (Fragaria vesca), o fresas, son una de las plantas frutales más sencillas de cultivar, y dado su rápido crecimiento, podemos disfrutarlas en un corto periodo de tiempo. No precisan de poda, y en verano se multiplican solas mediante estolones, por lo que es posible que en un par de años, dispongamos de varias plantas.

Puede ser muy interesantes plantarlas tanto en el jardín como en una jardinera, si disponemos de poco espacio, pero siempre siguiendo una serie de pautas y ofreciéndoles ciertos cuidados que explicamos a continuación.

Siembra de los Fresones

La mejor época para realizar la siembra de los Fresones es a principios de verano, aunque también puede realizarse en primavera. Cada planta debe plantarse a una distancia de 45 cm entre planta y planta y dejar una separación de 70-90 cm entre las hileras de plantación.

Si la planta que vamos a trasplantar presenta algunas flores, es importante arrancárselas para que la planta destine todas sus energías al arraigamiento, favoreciendo así su crecimiento y futura producción.

Condiciones climatológicas de los Fresones

Los Fresones precisan de climas cálidos o templados, siendo muy importante su exposición a la luz solar, por lo que deberán ubicarse en un lugar a pleno sol. La temperatura idónea para su desarrollo es aquella comprendida entre los 18 y 21oC.

Suelo de los Fresones

Este cultivo prefiere los suelos arenosos, pero sobre todo, aquellos con mucha materia orgánica, por ello será necesario añadirle al terreno una buena cantidad de estiércol. También será preciso que exista un buen drenaje para evitar los encharcamientos.

En cuanto al riego, éste ha de ser abundante, pero controlado, siendo perfecto para los Fresones un sistema de riego por goteo. Del mismo modo, se les ha de proporcionar abundante abono orgánico, consiguiendo con ello una mejor producción.

A este respecto, una vez hayamos plantado y regado los Fresones para asentar la tierra, será necesario colocar un buen acolchado a su alrededor, evitando de ese modo el deterioro de las frutas al regar o al contacto con el agua de las lluvias.