Cómo eliminar un árbol caído del jardín

En ocasiones, y debido a diversos factores, podemos encontrarnos con un árbol caído en nuestro jardín, lo que no sólo puede ocasionar la pérdida de ese ejemplar, sino también, el perjuicio a otros elementos de nuestro jardín.

En el siguiente ejemplo, imaginaremos un Ciprés de Leyland, el cual, es una conífera muy vigorosa, de crecimiento rápido y que alcanza grandes dimensiones.

En condiciones normales, el crecimiento de estos cipreses suele estar compensado, lo que hace que puedan aguantar bien el empuje del viento, sin embargo, sino es el viento, puede que sean las condiciones del terreno las que provocan la caída del árbol.

Causas de un árbol caído

La caída de un árbol, en este caso un ciprés, puede deberse a que ha sido plantado en unas condiciones de terreno “no óptimas”, con una capa vegetal muy pequeña y otra de tierra sub-base que se encuentra a escasos centímetros de la capa superficial.

Esto provoca que la raíz pivotante no se desarrolle, y por lo tanto, el peso de la propia conífera vaya en contra de su estabilidad.

Al carecer de esta raíz pivotante, nuestro árbol ha ido desarrollando raíces superficiales que no son lo suficientemente fuertes como para aguantar todo el volumen aéreo que desarrolla el ciprés, por lo que una simple tarde de viento agresivo puede provocar la caída del mismo.

Obviamente, no es lógico tratar de enderezar este árbol caído en las condiciones en las que está, ya que volvería a caerse, por lo que la única opción es eliminarlo y retirarlo de nuestro jardín.

Cómo eliminar un árbol caído

Primeramente adoptaremos las medidas de protección correspondientes, es decir, nos equiparemos con guantes y gafas, y con la motosierra iremos cortando todas las ramas.

Una vez tengamos el ramaje cortado, procederemos a triturarlo y desmenuzarlo, para así poder utilizarlo como abono orgánico, tanto en forma de compost como de cobertura.

Si optamos por utilizarlo como compost, deberemos tener en cuenta que, de forma natural, los residuos de este tipo suelen tardar en descomponerse entre 6 meses y un año, por lo que será necesario añadir un producto acelerador de descomposición, de tal modo que conseguiremos reducir el tiempo de descomposición a la mitad, y por lo tanto, aprovechar cuanto antes estos residuos para el beneficio de nuestro jardín.