Cómo evitar y tratar la podredumbre del Moho Gris

El Moho Gris (Botrytis) es una enfermedad de origen fúngico, que afecta de una manera muy intensa a los cultivos hortícolas, las verduras y las plantas con flor.

Para su aparición, el Moho Gris requiere de ambientes cálidos y con gran humedad, como por ejemplo, los invernaderos, atacando, por lo general, a ejemplares debilitados o con síntomas de padecer estrés.

Síntomas y daños del Moho Gris

Los primeros síntomas que aparecen en aquellas plantas afectadas por el Moho Gris, consisten en unas manchas claras y húmedas que pueden observarse en las hojas, las flores, los frutos, los tallos y las semillas. En el caso de las hojas, los frutos y los tallos, estas manchas pueden adquirir unas tonalidades marrones u oscuras.

Esta enfermedad se extiende con gran rapidez, pudiendo desarrollarse por completo en tan sólo 3 días, momento en el que comienzan a aparecer capas esponjosas de moho grisáceo, a modo de película, recubriendo las zonas afectadas.

Una vez se visualiza el Moho Gris, las partes vegetales afectadas ya se encuentran podridas, y resulta imposible recuperarlas.

Prevención de la podredumbre del Moho Gris

Aplicando una serie de medidas preventivas, podemos evitar la aparición del Moho Gris, y por lo tanto, de sus graves efectos sobre la planta:

– Utilizar plantas libres de infecciones o resistentes a la enfermedad y a los ambientes húmedos.

– Modificar la ubicación de las plantas afectadas, trasladándolas a zonas más soleadas y ventiladas.

– Reducir los riegos por aspersión, adecuando el riego a las necesidades propias de la planta, así como al tipo de suelo y de plantación.

– Eliminar el exceso de hojas, brotes y tallos para reducir la sombra y facilitar la ventilación.

– Eliminar las zonas infectadas, así como desinfectar las herramientas de jardinería con una solución de lejía, y de forma frecuente.

Reducir los daños provocados por el Moho Gris

Si no ha sido posible evitar la aparición del Moho Gris, deberemos aplicar una serie de recomendaciones para reducir, en la medida que sea posible, los efectos causados por esta enfermedad:

– Realizar mejoras en el suelo mediante la fertilización con abonos orgánicos animales o de tipo compost.

– Realizar abonados líquidos o granulados sólidos, los cuales, deberán aplicarse al suelo.

– Realizar cubiertas con acolchados específicos a base de triturados vegetales, lo que se conoce como “mulching”.