Cómo interpretar el lenguaje corporal de la iguana

Pese a que la mayoría de la gente cree que las Iguanas son unos animales de carácter estático que rara vez cambian de posición, este pensamiento resulta totalmente equivocado.

Las Iguanas, al igual que sucede con otro tipo de mascotas, poseen y muestran un lenguaje corporal con el que hacen saber su estado de ánimo o qué requieren en ese momento, por lo tanto, si somos propietarios de una, es fundamental que aprendamos a identificarlo para no llevarnos sorpresas o algún que otro mordisco si la importunamos cuando no debemos.

Para conocer el lenguaje corporal de la Iguana, deberemos acostumbrarla primeramente a nuestra presencia. Para ello, nos acercaremos periódicamente al terrario hasta que se acostumbre a nosotros y, cuando lo hayamos logrado, la sacaremos al exterior.

Para cogerla de forma eficaz, la apoyaremos en nuestro brazo, como si el animal estuviera en una rama de árbol, pero teniendo siempre cuidado de cogerla por detrás de su mandíbula inferior.

La cabeza de la Iguana

Si al ir a cogerla observamos que mueve su cabeza de arriba abajo, como si estuviera asintiendo, esto significará que se está preparando para atacarnos porque hemos invadido su territorio, por lo tanto, en ese caso lo más recomendable será esperar a que esté más calmada.

Los ojos de la Iguana

También deberemos prestar mucha atención a sus ojos. Cuanto más contraídas se encuentren sus pupilas, más nerviosa estará la Iguana, con lo que es previsible que reaccione con cierta agresividad si nos acercamos demasiado a ella. Por el contrario, si mantiene los ojos cerrados, significará que está muy relajada, y por lo tanto, será el momento perfecto para acercarnos a ella con total seguridad.

La cola de la Iguana

La cola es otra parte del cuerpo de la Iguana a la que deberemos prestar especial atención, ya que la suelen emplear como arma defensiva a modo de látigo, mostrando una precisión en el golpe realmente envidiable.

Antes de utilizarla para golpear, moverá el cuerpo hacia el lado contrario, para así coger impulso y lanzarla, por lo tanto, si observamos este movimiento, deberemos estar atentos y alejarnos de ella hasta que vuelva a tranquilizarse.