Cuidados básicos del Gecko

Cada vez con mayor frecuencia, las personas que acuden a una tienda de animales, se sienten fuertemente atraídos por la sección de reptiles, en especial, al observar a los Geckos, la mascota protagonista del siguiente artículo, y del que os ofreceremos una serie de consejos que tendréis que tener en cuenta, si estáis pensando en adquirir uno.

“Gecko” es el nombre común de una especie de lagartija que forma parte de la familia de reptiles “Gekkonidae”. Estos reptiles son originarios de las zonas tropicales, desarrollando la mayor parte de su actividad diaria durante la noche, empleando el día para dormir.

Los Geckos suelen fabricar sus nidos en los árboles, mostrando una extraordinaria capacidad de escalada, gracias principalmente, a la presencia de unos diminutos surcos y vasos microscópicos de succión en sus patas, los cuales, les permiten caminar a través de las superficies lisas y verticales o inclinadas.

Para los amantes de los reptiles, el Gecko resulta la mascota ideal, ya que además de necesitar poco espacio para desarrollarse plenamente, no es un animal muy exigente en lo que respecta a la alimentación, siendo también tremendamente dóciles e inofensivos, hasta tal punto, que es posible darles de comer directamente con las manos, sin miedo a sufrir algún percance.

Respecto a la alimentación, los Geckos resultan fascinantes, ya que por ejemplo, si tenemos uno como mascota, deberemos alimentarlo con insectos, principalmente grillos, sin embargo, no basta con ofrecérselos directamente, sino que en realidad, es necesario “cebar” a los grillos 24 ó 48 horas antes de proporcionarlos como alimento a nuestra mascota.

En este caso, emplearemos una jarra de plástico con leche y rellena con trozos de pollo, patatas o zanahorias, donde arrojaremos los grillos para que absorban todos los nutrientes de este preparado, para que así, nuestro Gecko asimile dichos componentes cuando ingiera a los mencionados grillos.