Cuidados del Canario Blanco

El Canario Blanco se caracteriza por ser genotípicamente homocigótico, es decir, albinos, hecho que sucede tanto en otros animales como en personas.

Presenta el gen blanco, de ahí su color, no obstante, existen dos variedades de canarios albinos:

– Recesivo alemán.

– Recesivo inglés.

Ambas especies tienen en común, además de ser muy caras, los ojos negros y un color más claro de lo habitual en el pico y en las patas.

Los Canarios Blancos no son capaces de transformar la indispensable vitamina A, ni tampoco producir lipocromos, lo que puede provocar que su salud se vea frecuentemente perjudicada, si no la vigilamos más de lo habitual.

Debemos prestar especial cuidado durante las épocas de muda o de cría, ya que son físicamente mucho más vulnerables y pueden llegar a padecer multitud de problemas de salud.

Cuidados del Canario Blanco

A pesar de las precauciones que hemos mencionado, podemos disponer de un Canario Blanco como mascota sin ningún problema, únicamente será necesario proporcionarle los cuidados apropiados para que pueda disponer de una vida plena y saludable.

En este sentido, es necesario mencionar que aunque antiguamente los especialistas reclamaban una serie de cuidados especiales para el Canario Blanco, hoy en día esta opinión ha cambiado, por lo tanto, si tenemos uno como mascota, podremos tratarlo como si de un canario normal se tratase.

Alimentación del Canario Blanco

El único cuidado a tener en cuenta cuando hablamos de un Canario Blanco estará relacionado con la comida, ya que a pesar de que su dieta es similar a la de los canarios normales, la salud de nuestro Canario Blanco agradecerá cierta clase de elementos en su dieta:

Aceite de hígado o de pescado. Le aportará las cantidades de vitamina A que requiere su organismo, debido a la carencia de este componente que presenta el Canario Blanco por ser, precisamente, albino.

Suplementos vitamínicos. Pueden adquirirse tanto en semillas como en gotas que pueden ser añadidas al agua, y cuyo efecto reforzará la pigmentación natural del pelaje, favoreciendo además la recuperación del sistema inmunitario tras haber sufrido algún episodio infeccioso.