Cuidados y alimentación de la Tortuga Galápago Leproso

La Tortuga Galápago Leproso es una tortuga que vive en ríos y pantanos de toda la Península Ibérica, así como en Marruecos, Argelia, Túnez y Francia, siendo además considerada una especie protegida, por lo que si optamos por adoptar una como mascota, deberemos tener esto en cuenta.

Su aspecto resulta inconfundible, ya que presenta un caparazón verde pardo o marrón, su piel parece muy desgastada y en la zona de las patas aparecen pequeñas manchas, de ahí que muestre una apariencia similar a la de un leproso.

Hábitat

Una Tortuga Galápago Leproso debe vivir en un estanque de, al menos, 80 cm de profundidad, y que ésta vaya disminuyendo en forma de rampa hasta la superficie, para así facilitarle la salida cuando desee tomar el sol.

En dicho estanque también deberá haber muchas plantas, troncos, rocas y tierra, tanto en el interior del agua como en la superficie, para que así tenga algún lugar donde pueda esconderse, ya que se trata de un animal algo tímido.

Respecto al agua, ésta deberá mantenerse a una temperatura media de entre 24 y 26oC. Si el estanque se encuentra en el interior de la casa, deberemos asegurarnos de que disponemos de una lámpara UVB que le ofrezca la luz solar necesaria para su correcto desarrollo.

Alimentación

Se trata de una omnívora oportunista, con tendencia marcada a ser carnívora, por lo que deberemos tener cuidado de no sobre alimentarla, evitando ofrecerle más comida de la que pueda devorar en 20 minutos.

En este caso, podremos ofrecerle una dieta basada en alimentos secos rehidratados, como por ejemplo, pienso para gatos o perros, así como pollo o pavo, lombrices, caracoles, renacuajos, e incluso, de forma esporádica, algunas hojas de lechuga romana.

Aunque la deberemos alimentar cada 2 ó 3 días, al menos una vez por semana podremos facilitarle comida hidratada combinada con complementos vitamínicos y minerales.

Hibernación

Al igual que sucede con otras especies animales, la Tortuga Galápago Leproso también lleva a cabo la hibernación durante el invierno, llevándola hasta el extremo, ya que reduce enormemente su respiración, entrando en un estado de semi-inconsciencia.