Cultivo y cuidado de la Espelta

La Espelta (Triticum spelta) es una variedad de trigo, también conocida como escanda o trigo salvaje, que se ha ido popularizando en su cultivo y consumo, debido a sus grandes cualidades nutricionales. Además, este tipo de cereal soporta unos climas más duros y es más resistente a padecer enfermedades, sin embargo, su producción es menor que la del trigo.

Siembra de la Espelta

La siembra de la Espelta se debe realizar en otoño, entre los meses de septiembre y noviembre, aunque previamente es necesario preparar el terreno donde se va a cultivar.

Después de limpiar y airear el terreno, se deben formar las hileras de plantación a una distancia de 17-20 cm cada una. En dichas hileras se plantarán las semillas a una profundidad de entre 3 a 6 cm.

Condiciones climatológicas de la Espelta

Para el buen desarrollo de este cereal, no se requiere de un clima demasiado húmedo, pero sí es importante que la Espelta tenga cierto grado de humedad, aire a su alrededor y una temperatura de entre 20 y 25oC, aunque como hemos mencionado antes, puede soportar climas más duros.

Suelo de la Espelta

Este cultivo no requiere de un terreno específico, pero sí precisa de suelos profundos que favorezcan el desarrollo de su sistema radicular y que presenten un buen drenaje. Del mismo modo, es aconsejable trabajarlo bien antes de la siembra para eliminar impurezas y para que presente un aspecto más suelto y aireado.

En cuanto al riego, la Espelta no precisa de grandes cantidades de agua, ya que al ser plantada en otoño, aprovecha las lluvias propias de esta estación, y de las siguientes, para crecer adecuadamente. Sólo se regará una vez finalizada la siembra para asentar la tierra y si se diera una estación muy seca.

En cuanto a la fertilización, no precisa de abonados regulares, pero sí se aconseja proporcionárselo en el momento de la siembra si el terreno es pobre en nutrientes y en materia orgánica.

Cosecha de la Espelta

La cosecha se podrá realizar a finales de primavera o cuando se observe que las espigas están pesadas y secas. Para la recolección, cortaremos las plantas con la ayuda de una guadaña y las colocaremos en un lugar fresco, seco y libre de plagas. Pasado un mes, el grano se habrá terminado de secar, estará madurado por completo, y podremos extraerlo con suma facilidad.