Discordancia del núcleo español en el régimen Mourinhista del Real Madrid

La gran mayoría de futbolistas del Real Madrid anteponen la obediencia  a su entrenador que a su propio prestigio profesional, sin embargo, esto sólo ocurre públicamente ya que en privado empiezan a no estar siempre de acuerdo con las decisiones del míster portugués.

Esas primeras voces discordantes, ya se produjeron el año pasado con motivo de la semifinal de Champions League en el Bernabéu, los jugadores celebraron la nueva actitud del equipo, la de ir a buscar al rival a su propio campo pero por otro lado y debido a la derrota, varios pesos pesados no compartían una de las principales directrices del técnico: “Tras recuperación, acabar las jugadas lo antes posible”.

El técnico entendía que la clave era no desorganizarse defensivamente y además, evitar las posibles contras de Messi, que como ocurriera hace casi un año destrozó al equipo blanco en aquella noche trágica para el madridismo en el Camp Nou. Sin embargo, los futbolistas se mostraron más partidarios de mantener más la posesión y no precipitarse en los ataques, hecho que algunos pesos pesados adujeron para justificar la derrota.

El míster nos pidió que elaborásemos las jugadas lo menos posible. Pero deberíamos haber hecho más, buscando pases interiores y no corriendo tanto por las bandas. En la ida todas las ocasiones vinieron de centros. De los cuatro goles que le hicimos al Barça, el único que no se produjo a balón parado fue el de Özil en el Bernabéu. Eso es porque nos precipitamos siempre, no porque nos faltara calidad”.

Los jugadores también se mostraron disconformes con la inclusión de Coentrao como mediocentro, pese a que creen que el míster está obligado a justificar de algún modo el elevado traspaso pagado por él: “El cambio de posición de Coentrao como medio centro, en lugar de Khedira, fue un regalo al Barça. En el centro del campo Coentrao se pierde, tanto ofensiva como defensivamente”.

En el tercer gol, Coentrao, que tiene mentalidad de extremo, se queda mirando a Messi cuando lo que tiene que hacer un medio centro es ser su puta sombra y, si no resulta, intentar a cortar cualquier línea de pase posible. Pero no es su culpa, no maneja los conceptos que requiere el puesto”.

Por último, José Mourinho les exigió un esfuerzo extra mientras el equipo no tuviera el balón y les pidió que fueran “duros y al límite”, ya que al igual que en la Copa del Rey, en la charla previa de la Supercopa les recordó a sus hombres que los árbitros españoles se arrugan ante la presión”, no tienen personalidad, y que sobre todo con el Real Madrid, les “cuesta sacar una tarjeta”, así que “mucho menos una expulsión”.