Guardiola evoluciona otra vez el idioma Barça y consigue evitar la asfixia del juego interior del equipo

Pep Guardiola, tras comprobar el nuevo antídoto de los rivales para parar a su equipo, es decir, regalar las bandas para achicar los pasillos interiores, ha decidido dar otra vuelta de tuerca a su esquema y proseguir con la evolución del idioma Barça.

Adriano y Cuenca pegados a la línea de cal, dos estacas, fijas por banda ensanchando el campo, para que el rival no pueda cerrar los pasillos interiores.

Isaac Cuenca es el extremo ideal según el concepto de fútbol de Guardiola. Puede que no sea el de más calidad del filial, no obstante, Cuenca es tácticamente muy inteligente.

Sabe abrir por fuera, “carrilear” la banda, meterse hacia dentro y jugar de interior. El nuevo Pedro.

Esquema 3-2-3-2 de salida, nada de 3-4-3. Son cinco por dentro y no cuatro, donde Busquets (gozne sobre el que permuta el equipo) y Keita (siempre desapercibido, pero nunca innecesario) configuran la base, Thiago y Messi actuando como interiores, Villa de enganche y Adriano (excelente su entendimiento de lo que necesita el equipo de él) y Cuenca, las dos estacas en punta.

Con esta disposición, Villa sale notablemente perjudicado en lo individual, pues interviene menos que en banda izquierda, pero cuyo cometido radica en proporcionar profundidad vertical al equipo mientras las dos estacas, la conceden a lo ancho. El beneficiado, el de siempre, es argentino y se llama Leo Messi.

Segundo tiempo, Piqué entra al campo, cuatro teóricos defensas, aunque dos en realidad, cambio de sistema a un 2-3-2-3. Pese a la ignorancia periodística, cuando juegan 4 atrás, el cambio resulta ser más ofensivo, pasando de tres defensas reales a dos, ya que los dos laterales no bajan de medio campo.

Por último, recordar que el motivo de algunas bajas de relevancia en el equipo titular obedece a un entrenamiento físico personalizado.

Iniesta, Cesc y Busquets son los que están recibiendo dicho tratamiento de regulación en las cargas físicas. Ello exige quebrantar la rutina de jugar partido cada tres días y empezar a hacerlo cada siete, de ahí las tan “rebuznadas rotaciones”.

Demasiado runrún sobre Fontás, apuesto a que el martes será titular en Praga.