Iker Casillas volvió a salvar a la Selección Española del hundimiento

La temporada pasada, cuando José Mourinho decidía finalizar los entrenamientos en Valdebebas, Jorge Mendes saltaba al césped para charlar en tono amigable con el técnico y algunos de sus jugadores representados (Di María, Carvalho, Marcelo, Cristiano Ronaldo o Pepe).

El resto de compañeros, al pasar cerca de este grupo emergente y que había tomado fuerza en el club, saludaban respetuosamente a Mourinho y Mendes, ellos se habían convertido en los “putos amos” del club.

Sin embargo, había alguien que no estaba dispuesto a pasar por el aro y realizaba largos rodeos para dirigirse al vestuario, de esa forma no tenía que mostrar dicha servidumbre al clan luso, se llamaba Iker Casillas y era el capitán del club.

Era su forma de mostrar su desacuerdo por los métodos deportivos y extradeportivos del técnico, cuya afinidad y a diferencia de otros compañeros, no había surgido de forma espontánea.

Iker mantuvo esa actitud hasta el pasado mes de abril, cuando se produjeron la sucesión de enfrentamientos contra el FC Barcelona, donde recibió una llamada del propio presidente en la que le pedía que se pusiera del lado del entrenador para defender los intereses y la estabilidad del club, en ese momento, el capitán decidió implicarse hasta las últimas consecuencias, apoyando tanto pública como privadamente el discurso y los métodos de su entrenador, llegando incluso a negar la realidad.

Los jugadores azulgranas de la Selección de España, pensaron que su capitán se había pasado al “lado oscuro” definitivamente. “Más no se puede hacer” comentaban en los corrillos. Para sus compañeros, él adoptó este mensaje debido a que el club se lo pidió y a que la coartada victimista le proporcionaba una justificación ante la evidente superioridad del Barça, además y según comentan empleados del club, que desde abril la actitud del técnico portugués con Cristiano Ronaldo fuese menos consentida pareció agradar al capitán, quien nunca fue partidario de conceder privilegios al de Madeira.

Iker Casillas, conocedor de la situación que denunció Santi Cazorla sobre el clima de la Selección, ha decidido dar un paso al frente y ponerse en contacto con Xavi y Puyol, capitanes del Barça y también del combinado nacional, para encauzar las relaciones entre jugadores de ambos equipos, sabiendo que dentro de 10 meses tendrán que defender “a la roja” en el Europeo de Ucrania y Polonia. Su condición de símbolo le exige ser el salvador que impida la caída de la mejor generación de futbolistas españoles de la historia.