Jdigital (Asociación Española de Juego digital) ha querido mostrar su preocupación ante la publicación de un reciente informe elaborado por eGaming Review, el cual, afirma que una tercera parte de los jugadores españoles realizan dicha actividad en sitios web no regulados, siendo incluso este porcentaje superior en el caso del poker online.
Jdigital asegura que «el método más efectivo de reducir el impacto del juego ilegal, radica en la aplicación de medidas de control y bloqueo de sitios web ilegales, así como la imposición de sanciones propuestas por la DGOJ, sumado a todo ello, una mejora significativa en la competitividad del mercado del juego regulado en España«.
Para llevar acabo dichas prácticas y reducir el volumen de negocio del mercado negro, Jdigital asegura que «no sólo deben autorizarse nuevos productos y modalidades de juego que atraigan el interés de los usuarios, sino que también, es necesario avanzar en el establecimiento de una liquidez internacional conjunta, así como reducir la presión fiscal que presiona en exceso tanto a los operadores como a los jugadores«.
La asociación JDigital concluye que, «además de evitar que los usuarios jueguen en sitios web con menores garantías que aquellos autorizados y regulados en España, aplicar estas medidas también repercutiría positivamente en el mercado de juego online en España, que actualmente se encuentra estancado, y donde la mayoría de operadores están arrojando pérdidas sustanciales en sus balances financieros«.
Por su parte, el portavoz de Jdigital, Miguel Ferrer, ha declarado que «desde Jdigital estimamos que la manera más eficiente de reducir la incidencia del mercado negro, radica en una regulación abierta y flexible que facilite un mercado competitivo que, además, proporcione una mayor oferta al consumidor«.
«Tenemos la intención de que el mercado del juego online español no se asemeje a otros mercados de nuestro entorno, como por ejemplo, el francés, donde la mayoría de jugadores optan en la actualidad por acceder a sitios web no regulados, provocando en gran parte, a causa de la rigidez y poca competitividad que permite la regulación francesa«, concluía Ferrer.